3/24/2006







Devastación.
Dirección Nacional de Regiones Devastadas 1

Lo llamaron devastación. A lo que quedó en Brunete, Quijorna o Villanueva del Castillo lo llamaron región devastada. Luego vendría Teruel, Belchite o la Terra Alta. Todo roto. Es lo que tiene la guerra: lo pone todo perdido.

El régimen tuvo entonces la oportunidad de levantar una España, en lugar de reconstruir la que ya había antes. Esa no valía. Y además estaba ruinosa. De cómo se podían llegar a plantear una reconstrucción de los pueblos destrozados, da una idea este párrafo de Víctor de la Serna:

"El cubismo sovietizante, el ilimitado racionalismo, junto con la industrialización, las oligarquías financieras, el marxismo, la decadencia intelectual, producen los monstruos de hierro, cemento y mármol que convierten las nobles perspectivas de España en campos de alucinación".

Para ello, ya en 1938, el gobierno de Burgos organizó la Dirección General de Regiones Devastadas. Durante los siguientes 12 años este organismo trazaría el nuevo paisaje rural Español. La DGRD lo trazaría, y los presos republicanos lo levantarían dentro del programa "remisión de penas por trabajo". O lo que es lo mismo: "yo te esclavizo y tú trabajas y arreglas lo que los dos rompimos por mi culpa".

La DGRD lo tenía claro: quería reconstrucciones con una clara división social por clases y unas edificaciones inspiradas en la mejor tradición española. No existió la tentación de seguir la estela de los Speer Alemanes o los Terragni Mussolinianos y su búsqueda por una nueva arquitectura que reflejase tradición y el nuevo imperio. No, en España había que seguir gloriosos ejemplos del pasado. Así, por ejemplo, la reconstrucción de Brunete se hizo bajo los estrictos códigos del modelo "agro - imperial".

La división social se hizo de manera tajante: 4 modelos de casas para 4 clases sociales. No se aprovechó la oportunidad. Se dio a la población lo que le correspondía por su nivel económico.

Modelo "Propietario": Casa en esquina, próxima a la iglesia o a la plaza municipal, dos plantas más gracioso minarete, dependencias anexas, patio y balcón señorial en los dos exteriores a la calle.

Modelo "Comerciante": Casa en esquina, dos plantas, pequeño patio y bonito balcón corrido estilo "castellano leonés".

Modelo "Ganadero": Casa de fachada a una sola calle, dos plantas, patio interior y sobrio único balcón.

Modelo "Aparcero". Una planta, una puerta y dos ventanas.

Todo ello construido en piedra y ladrillo bajo teorías tan bien explicadas por Ernesto Giménez Caballero en una especie de fábula heroica del constructor tradicional español:

"La piedra es la tradición de Roma en la arquitectura española. La piedra de los acueductos y puentes cesáreos. La piedra que informó los primeros castillos asturianos y roqueros de la Reconquista. La piedra que sirvió para construir las catedrales [..] y los sillares de El Escorial. Junto a la piedra, la pizarra[..]. La pizarra es el elemento germánico que la Casa de Austria – ese Felipe II soñador de paisajes con nieblas y bosques- aportó a la tradición románica y humanística de la piedra en España. [El ladrillo] Elemento: tierra, barro, marga, polvo, suelo mismo, pueblo mismo e ínfimo de España, en su lucha secular contra la piedra, dominadora y aria. La lucha entre piedra y ladrillo (cristianos e infieles, nacionales y rojos) duró largos siglos medievales sin resolverse en el frente arquitectónico de España, con escaramuzas fronterizas. Hasta que Madrid logró su unificación. Aceptando al ladrillo en su sitio estricto. Encuadrado y vigilado, pero utilizado".

Hay mucho que contar sobre la reconstrucción de Brunete, pero basta, por ahora, con un apunte:

La prosperidad de Brunete antes de la guerra provenía de una gran charca que almacenaba agua durante el invierno. Aunque no era apta para el consumo humano en el verano, si permitía tener pequeñas extensiones de cultivo de regadío y abrevar las reses. Durante la reconstrucción, esta charca se utilizó para deshacerse de los escombros: en su lugar iban a poner una fuente.

Antes de la guerra, Brunete contaba con 1451 habitantes, y en 1939 sólo quedaban 230. Hasta mediados de los años 80, Brunete no volvería a tener una población como la que tuvo antes de la guerra.

Fotografías: 1ª Modelo Propietario, 2ª Modelo Comerciante, 3ª Ganadero, 4ª Aparcero y 5ª Contraste. Febrero 2005.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

El modelo ganadero y aparcero incorporan la jerarquía de los materiales, el ladrillo enmarca los huecos, refuerza las esquinas, y dibuja la geometría de la fachada,es decir,en residencial el ladrillo pasa a ocupar el lugar que tenía la piedra en edificios públicos.
Pero y la vivienda de propietario y comerciante encaladas en blanco estricto.Pienso que al conformar las esquinas de las manzanas la regla del juego cambia.Está claro que las viviendas ladrillescas nos remiten a arquitecturas de labranza humildes.Lo que no entiendo aun es la blancura abstracta de las esquinas de la manzana ni el modelo que emulaban en su construcción estratificada de estamentos sociales.
En este parchís se me aparecen las ladrillescas como mas dignas....brrr vaya rollo, lo mas sorprendente es el nombre mítico de dir. general de
Regiones Devastadas y no tanto los poblados que edificaron (ningún lugar edificado en pueblos de los últimos 30 años me interesa ya, me pregunto dónde ha quedado la búsqueda de la materialidad, nos hemos acostumbrado a hacer "ojos sordos" a lo construído, por algo será).
su

12:08 p. m.  
Blogger jesús soberón said...

Lo que son las cosas: una casita del modelo aparcero sería hoy aceptada con gusto por profesionales liberales; la de modelo ganadero, con su hermosa trasera y todo, ya tendría el doble uso de vivienda y casa rural.Tiene razón Su. A ojos de hoy resulta más señorial el ladrillo cubriendo parcialmente la fachada que el blanco. En los años 40 imagino que era distinto. En el pueblo de mi madre la casa del señorito es de fachada blanca, sin ladrillo. El blanco es un color de señoritos: se mancha mucho. Para el ganadero y el aparcero (curioso lo de aparcero cuando la mayoría eran prácticamente jornaleros)es mucho más práctico el ladrillo. Donde se trabaja no es bienvenido el color blanco, que de ese modo se convierte en una señal que significa: aquí no se trabaja con mierda.

8:30 a. m.  

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