Aquí empezó todo.
Por este camino, que no es camino sino Cañada Real, se colaron hasta Brunete las tropas republicanas. En una sola noche, la que cambió el 5 en 6 de julio de 1937, los Cuerpos de Ejército V y XVIII ocuparon toda la extensión comprendida entre los ríos Perales, a la derecha, y Guadarrama, flanco izquierdo, hasta el pueblo de Brunete.
100.000 personas arrojadas a la sartén.
A esta Cañada Real la llamaban Cañada de los Montes del Duque. Resulta irónico que estas nomenclaturas tan monárquicas y nobles correspondiesen a la vía de acceso del más poderoso ejército republicano conocido hasta el momento.
Pero lo más irónico es como ese estado de las cosas tan humano que es la guerra lo cambia todo. Hasta la moralidad de las acciones. Se pongan como se pongan y digan lo que digan las organizaciones, gobiernos, convenciones, tratados y tribunales internacionales, todos sabemos que, tanto antes como ahora, matar, asesinar, robar, vejar, incomunicar, violar, arrasar, humillar y tantas otras acciones (insisto, tan humanas) son perfectamente consentidas e incluso alabadas cuando se trata de hacer la guerra. En España tuvimos Madrid, Barcelona, Badajoz o toda la postguerra como ejemplo de las habilidades en este terreno. Y hoy tenemos, por citar algunos casos, Irak y Guantánamo. Nada a cambiado.
El caso es que esa noche, la del 5 de julio, aprovechando la oscuridad, por sorpresa y de manera perfectamente planificada, las tropas del Ejército de Maniobra, con el Batallón de Operaciones especiales de la 11 División de Líster como punta de lanza, se rompió el frente con una profunda penetración. Esta acción fue reseñada años más tarde, incluso por los historiadores militares más recalcitrantes del franquismo, como una brillante operación, ideada y ejecutada con precisión. La táctica pergeñada por Vicente Rojo fue una perfecta demostración de cómo realizar una incursión sorpresa.
En tiempos de paz hacer algo parecido en el entorno político, jurídico, económico o social te puede llevar a la primera plana de los periódicos e incluso a los tribunales bajo los cargos que sean y el agravante de nocturnidad y alevosía.
(Foto: Arranque de la Cañada de los Montes del Duque y campo de batalla al fondo, enero 2006)